miércoles, 5 de agosto de 2020

Capitulo 23



Jesús se siente perdido sin Eugenio. No sabe qué hacer para que su amado crea en él. Y es consciente que no lo puede juzgar porqué él actuó de la misma manera.
--si nos amamos ¿porqué no confiamos el uno en el otro? –no deja de repetirse.
Jesús tiene que aclarar ese malentendido con Eugenio. No le importa nada. Va a buscarlo. Lo recibe Mohamed.
--vaya el negrazo del año.
Mohamed se muestra muy sensual:
--¿Cuándo me vas a dar el gusto de poseerte? No es posible que te acuestes con todos menos conmigo.
Jesús se siente incómodo. Mohamed trata de tocarlo y él se aparta. Le molesta que Mohamed lo trate como un objeto de placer.
--Venga que Eugenio me ha dicho que tienes una verga descomunal. Yo quiero probarla. Yo sí te dejo que me la metas aunque muera en el intento.
No me dejes con las ganas…
Jesús no deja que le toque.
--tengo que hablar con Eugenio –se muestra desesperación.
Mohamed lo mira lascivamente.
--Conmigo no te hagas el decente negrito que sé que coger es lo que más te gusta y yo de otra cosa no… pero coger es lo mío.
Jesús le suplica.
--¡necesito hablar con Eugenio¡
Al ver que no va a lograr de él lo que quiere, Mohamed le dice molesto:
--¡deja en paz a Eugenio, ya le has hecho demasiado daño¡
Y le cierra las puertas en las narices.

Jesús se refugia en Raquel.
--me gustaría poder ayudarte pero no me hablo con Nicolás. No puedo influir en Eugenio –le dice ella.
Jesús se da por vencido.
--el tiempo, el tiempo es lo único que me puede ayudar.
Raquel trata de animar a su amigo.
--Ahora está ofuscado pero se dará cuenta que no tiene sentido que crea que le fuiste infiel.
Jesús habla muy abatido:
--espero que con el pasar de los días entre en razón pero es que ahora no quiere saber de mí.
Raquel lo acaricia fraternalmente y él llora en sus brazos.
--He vivido un sueño y ahora lo estoy perdiendo pero no sé cómo hacer para demostrar mi inocencia. Sólo tengo todo lo que me hace sentir y espero poder transmitirle todo el amor que siento por él, todo el amor que me hace sentir.
Jesús habla con la voz rota mientras su amiga lo va acariciando.
--descansa, verás que con los días todo se soluciona.
--Es que viví un sueño a su lado y no quiero que tenga este final. Nuestro amor es de fabula y tenemos que estar eternamente juntos.
Las lágrimas hacen que a veces no pueda hablar.
Raquel lo abraza con fuerza. Le da un consejo.
--No hagas nada, espera a que a Eugenio se le pase el enfado y luego lo buscas…
Jesús se resigna.
--sí, eso ahora.







Pero a solas en su cuarto, las paredes se le caen encima. Le retumban en la mente momentos de risas, de besos. Momentos de amor increíbles que se resigna que hayan acabado. No puede esperar. No puede dejar las cosas tal y como están. Es cerca de la media noche cuando va a la playa a buscarlo. Teme no encontrarlo pero está. Se le acerca nervioso, con un nudo en la garganta. Hace tan poco que ha vivido una situación parecida y desea y confía que el desenlace sea igual. Eugenio lo escucha llegar y se enfurece.
--¿¿¡cómo te has atrevido a venir? ¡¡estoy harto de ti y si no te ha quedado lo suficientemente claro te lo digo nuevamente ahora mismo… Todo se ha acabado, ahora soy yo quien no quiere saber de ti.
--escúchame, pero hazlo con el corazón –le suplica entre lágrimas—no puedo creer que después de lo que hemos pasado por la falta confianza de mi hacia ti ahora seas tú el que no quieras creer en mi.
Le agarra la mano con ternura, quiere hacerle sentir su amor. Eugenio no le dice nada. Se lanza encima de él. Caen sobre la arena. Eugenio es muy brusco pero Jesús le deja hacer. Eugenio se apodera del cuerpo de Jesús. Le baja la ropa lo suficiente para poder penetrarlo. Lo posee en una mezcla de amor y odio, de rencor y pasión. Jesús goza sintiendo el cuerpo de su amado dentro de él. Eugenio está descargando su rabia en él pero Jesús confía que después todo se haya arreglado. Aunque esta reconciliación no es tan romántica como la anterior Jesús da por hecho que todo está bien entre ellos. Eugenio se muestra violento pero Jesús se deja hacer todo lo que quiere Eugenio como muestra de amor. Luego, una vez satisfechas sus más bajas pasiones, Eugenio se levanta en silencio. Se abrocha los pantalones. Jesús está tumbado en la arena. Lo mira enamorado pero a la vez aturdido por sus prisas y su brusquedad. Espera que ahora le diga algo, que puedan hablar tranquilos. Espera escuchar palabras de amor. Eugenio se da la vuelta y se va sin decir nada. Jesús no se espera esa reacción. Se levanta con los pantalones y los calzoncillos en las rodillas. Se los sube corriendo y va tras él.
--oye se puede saber qué te pasa ¿cómo te vas a ir así?




Eugenio mira a Jesús frío:
--¿Qué pasa es que a mí me vas a cobrar?
Eugenio es muy hiriente. Jesús lo mira perplejo.
--pero ¿qué dices? ¿porqué me tratas así?
--Eres una máquina de coger y cómo eso te trato ¿es que me vas a cobrar a mí cuando a todos te les regalas? Eres una putita tragona. Nada más. No hay sentimientos en ti que no sea la adicción que tienes a la verga, a cualquier verga --dice Eugenio con desprecio.
--Eso no es justo… yo –balbucea entre lágrimas.
Eugenio se aprovecha que el dolor hace que le cueste hablar y lo interrumpe. Le habla con mucho rencor:
--pero sí es verdad. Lo que no es justo que yo te amo y tú pises mis sentimientos.
Jesús está desesperado.
--¡yo te amo… no pasó nada con Carlos¡
Eugenio mira a Jesús con desprecio y le dice.
--estas demasiado usado para que te crea. A mí ya no me interesa divertirme más contigo. Si necesitas a tu amante número 100000 pues mi amigo Moha te irá bien, le encantan los negrazos tragones como tú.
Las palabras llenas de odio y de rencor de Eugenia a Jesús lo matan. Se queda paralizado desangrándose del dolor. No es capaz de decir nada. Cae en la arena, el mundo se ha roto y se ha caído sobre él. Eugenio se aleja. No quiere llorar, no quiere sufrir.
--¡se lo merece, se lo merece¡ --va diciéndose para sí mientras sus lágrimas deslizan por sus mejillas. 
Jesús se alza como un cadáver que sale de la sepultura. A penas se tiende en pie. Se siente sucio y se mete en el agua vestido y todo. Siente que así se purifica. Sale del agua más tranquilo. Eugenio es el hombre que más lo ha amado y que más ha amado pero también quien más lo ha herido. No esperaba un comportamiento tan bajo por parte de Eugenio, que lo humillara de esa manera.
--pero la culpa es mía por enamorarme tan bajo y miserable.
Pero ahora sí todo ha acabado. Jesús esa noche decide que no volverá a luchar por Eugenio. Se siente herido de muerte y el amor queda sepultado para siempre. Almenos así lo siente en esos momentos. 
--¡esta es la última, lo borraré para siempre de mi vida¡¡

Eugenio llega a su casa muy herido y alterado. Entra en la cocina y bebe algunas cervezas. Entra en la habitación donde duerme Mohamed totalmente desnudo. Enciende la luz y se tira encima de él. Mohamed conoce esa mirada.
--siempre acudes a mí cuando tu negro te ha herido.
Eugenio se queda tumbado de espaldas. Pasivo. Necesita que el sexo alivie su dolor. A Mohamed le gusta mucho Eugenio todo y que no busca una relación seria con él. Le duele que últimamente lo busque sólo cuando se siente mal pero no le da lo que buscas. Eugenio no mueve ni un solo músculo mientras Mohamed lo desnuda y se acopla encima de él. Eugenio está muy atormentado. No deja de pensar en Jesús pero Mohamed se clava en él aliviando su dolor. Distrayendo su pena.

Jesús llega a su casa abatido. Siente que se ha desangrado de tanto llorar pero ya no quiere más.
--¡se acabó  ese desgraciado me ha hecho demasiado daño  ¡¡no volveré a pensar en él¡ --se dice con amargura.

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