martes, 4 de agosto de 2020

Capitulo 17



Benito está tumbado en su habitación. Jesús se acerca a él. El joven mira molesto a su tío.
--¡¡ya te he dicho que no quiero verla…¡ ¡¡no puede mirar a los ojos a Rosa después de lo que me ha pasado¡
Benito se siente sucio. Siente que no merece el amor de nadie. Jesús se sienta en la cama. Es muy fraternal con el chico.
--Tú eres el único inocente en todo esto. Puedes, debes ser feliz. Rosa se quiere mucho. Y tú estabas muy entusiasmado con ella.
Benito no mira a su tío.
--No me importa ¡no me importa nada¡ --dice llorando.
Jesús lo abraza fuertemente:
--No eres tú el que tienes que tener vergüenza. Es esa basura¡tú puedes mirar con la cabeza bien alta a todo el mundo¡
Las palabras de su tío lo reconfortan. Lo mira y se refugia en sus brazos.
--La vida se me ha paralizado, no podría hacer feliz a Rosa. Lo mejor para ella es que se olvide de mí.
Jesús acaricia dulcemente al chico mientras dice:
--Ella no opina lo mismo.
Le entrega una nota. Benito mira sorprendido ese papel.
--¿qué es esto?
Jesús se encoje de hombros.
--No lo he mirado. Me pidió que tratara de convencerte de que salieras y sino que te diera la nota. Dice que es importante.
Benito abre el papelito sin interés. Está convencido que tiene que ser una broma. Se le desencaja el rostro. No dice nada y sale disparado hacia la puerta. En el vestíbulo lo espera la chica. Nerviosa y asustada. Se abrazan con desesperación:
--¡lo sabía, sabía que no me ibas a dejar tirada¡ --dice ella con la voz rota.
Benito llora amargamente. Ella lo acaricia.
--¿qué te ha pasado? ¿Quién te ha hecho tanto daño?
Rosa estaba enamorada de esa mirada alegre, ahora en cambio es una mirada trágica. Benito pone su mano en el vientre de la joven.
--No sabes lo importante que es para mí este hijo que me vas a dar.
Benito está temblando. Se aferra a su hijo con desesperación.
--No soy yo quien le da vida a este bebé. Es este bebé quien me da vida a mi.
Rosa quisiera entender su amargura pero no puede y Benito no se lo quiere contar. Lo que desea es olvidar el pasado. Jesús está impaciente. No entiende nada pero se alegra al ver a su sobrino ilusionado. Lleno de vida. 
--¡voy a ser papá¡
Jesús estrecha entre sus brazos a Benito.
--me alegro mucho –le dice con cariño.
Jesús sabe que este bebé va a ser su salvación.
--Yo he quedado con Carlos, os quedáis solos.
Jesús no entiende porque Benito se pone tan nervioso cuando se menciona el nombre de Carlos.
--¡¡no vayas… no salgas con él¡
Benito tiene palpitaciones. Jesús no le hace caso. Lo besa.
--te dejo en buenas manos.
Benito se queda nervioso.
--¿Qué es lo que está pasando? –pregunta Rosa.
Benito se esfuerza en sonreír y habla del bebé para cambiar de tema.

Carlos espera ya a Jesús en el auto. Se sorprende al verlo contento.
--¿y a ti qué te pasa?
--Estoy feliz por mi sobrino.  Va a ser papá. Estoy seguro que eso le va a salvar, que va a borrar la desgraciado que ha vivido.
Carlos sonríe disimuladamente con un toque perverso. Se muestra tierno ante Jesús.
--me alegro mucho por los dos.
Carlos aprovecha la felicidad de Jesús para besarlo y Jesús se deja llevar. Carlos desea hacer el amor con él. Empieza a desnudarlo.
--¡vamos a hacerlo ahora¡ --jadea.
Jesús siente odio y asco de sí mismo cada vez que recuerda los besos y las caricias de Eugenio, cada vez que recuerda cuando hacen el amor. Quiere acostarse con Carlos para borrar de su cuerpo las huellas de Eugenio pero no puede. Se siente bloqueado.
--No mejor en otro momento.
Carlos se resigna pero está contento porque aunque no han hablado de eso, sabe que se están dando otra oportunidad. 

Comienza un día nuevo, Benito va hacia el curso que está haciendo cuando Carlos se planta delante de él. Se muestra amenazante.
--Hola..Me han dicho que vas a ser papa--le dice con ironía.
Benito está muy asustado.
--¡déjanos en paz¡ ¡¡aléjate de nosotros¡
Carlos agarra del cuello a su sobrino:
--¡¡si quieres que tu hijo nazca cuida muy bien tu lengua¡ ¡¡de momento lo estás haciendo muy bien pero no lo estropees¡
Benito está aterrado. El miedo lo paralizada. Carlos ríe perversamente mientras se va sofocando.

Por su lado, Jesús ha tenido que ir a llevar un contrato de su jefe a la otra punta de la ciudad. Agradece que no sea en el centro.
--¡ya es lo que me faltaría¡
Evita pasar por esa zona que tantos recuerdos de Eugenio le trae. Le entra pis. Va a un lavabo público. Está todo concentrado en el urinario cuando ve entrar a Eugenio. Los dos se sorprenden al verse.
--¡largo de aquí¡ ¡¡no quiero tenerte cerca¡
Eugenio mira a Jesús dolido:
--esto es un lavabo público.
Se queda apartado de él. Se saca su herramienta urinaria y empieza a descargar. 
--¿Cómo va todo? –pregunta Eugenio.
Jesús respira odio:
--¡¡déjame en paz¡ ¡¡es que no quiero que ni me mires¡
Jesús le iba a girar la cara pero le duele su pose de víctima.
--¡no vuelvas con la misma cancioncita de siempre de tu inocencia¡ ¡¡ya estoy cansado de escuchar tus mentiras¡
Jesús habla con mucha dureza. Triste, Eugenio le responde:
--No sé porque tu sobrino me hace esto porque yo jamás he tenido que forzar a nadie para coger. Tengo la consciencia bien tranquila.
A Jesús le altera demasiado la presencia de Eugenio. Se guarda su herramienta sexual. Se muestra muy alterado.
--¡¡eres una basura, un depravado¡ ¡¡me das asco¡
Eugenio se la sacude y se la guarda. Se acerca a Jesús. Eugenio mira a Jesús con una dulce triste. Sus palabras lastiman a Jesús en lo más hondo:
--Todo cae por su propio peso. Algún día se sabrá la verdad y te arrepentirás de todo lo que me has hecho, de haber roto un amor tan bonito como el que teníamos por nada pero ya será tarde. Me habrás perdido para siempre.
Jesús siente que es un cínico y lo odio más que nunca. Lo odia de una manera atroz. Eugenio en el fondo siente pena de Jesús porque sabe que va a sufrir cuando se sepa que él no violó a su sobrino. Eugenio se ve seguro. Jesús se queda desconcertado. Le avergüenza reconocer ante sí mismo que la ternura de Eugenio le ha hecho dudar. Se lo reclama a él mismo.
--¡¡no, no puede olvidar de qué calaña es esa basura¡ ¡¡después de lo que le hizo a Raquel se puede esperar lo peor de él¡
Jesús se refugia en brazos de Raquel. Ella, aunque también está sufriendo con esté asunto por su ruptura con Nicolás, se muestra atenta y cariñosa con su amigo.
--¿y tú qué has sentido al volver a ver a Eugenio?
Jesús no quiere reconocerlo pero no le sabe mentir a Raquel. Le duelen sus propias palabras.
--Sus ojos me han conmovido. Me he dado cuenta que lo amo pese a que sea un cerdo, un delincuente, un inmoral. Estoy enamorado de una basura.
Raquel lo abraza con fuerza. Se da cuenta de lo mucho que sufra Jesús al estar enamorado del presunto violador de su sobrino.
--¡¡Tengo que matar este amor¡ --se exige rabioso.
Jesús se siente muerto por dentro.
--Un hombre como Eugenio te destroza la vida para siempre. Nunca podré ser feliz. No creo que nunca puede volver a estar con un hombre.
Jesús y Raquel lo están pasando mal y unen sus dolores para poder soportar lo que están viviendo.



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