La vida les sonríe a Eugenio y a Jesús. Lo ven todo de color de rosa si están juntos. Duermen juntos. Eugenio lo despierta con una voz melosa.
--mi amor, ya es hora de despertarse tienes que ir al trabajo.
Jesús abre los ojos. Se miran con tanto amor. Desean que todo entre ellos sea siempre igual y están seguros que lo conseguirán.
--eres el príncipe azul que con el que cualquiera ha soñado durante toda su vida –Jesús.
--Y tú eres mi dueño. Me tiene más enamorado aún.
Se hablan con mucho amor, con mucha pasión.
Jesús va al trabajo feliz y satisfecho. Eso sí no deja de mirar el reloj ya que han quedado para comer en esta ocasión en casa de Jesús para que se les una también Benito y limar asperezas. En mitad de su trabajo y cuando sólo está pendiente de que sea la hora de irse, Jesús se sorprende con la visita de Carlos. No había vuelto a pensar en él. Ahora se arrepiente de de haberle dado de nuevo un lugar en su vida. Se habría ahorrado una explicación.
--Me tenías preocupado ¿Donde te has metido?
Carlos se muestra el amigo comprensivo, el que sólo desea su felicidad cuando Jesús le cuenta que volvió con Eugenio que Benito confesó que no fue él quien lo violó. Jesús no sabe ver la rabia en los ojos de Carlos, su maldad.
--¿Cómo que no fue él? ¿seguro que no lo obliga a decir eso?
Carlos siente rabia al ver que Jesús de nuevo cree en Eugenio pero almenos no sabe la identidad del violador.
--bueno, si tú estás seguro.
Jesús se levanta.
--Yo no te quiero hacer daño pero es que ya…
Carlos lo calla con un ligero beso:
--gracias por darme una oportunidad. En serio si él te hace feliz pues yo contento.
Jesús respira aliviado al ver que su ex se ha tomado bien que haya vuelto con Eugenio. Mientras baja en el ascensor, Carlos deja ir todo su odio. Empieza a dar golpes y patadas.
--¡¡me las van a pagar me las van a pagar¡
Al cabo de un buen rato, Benito está esperando a Rosa frente a la casa de éste. La joven, embarazada, llega muy alterada y nerviosa. Se abraza a él. Benito se preocupa mucho.
--¿¿qué te ha pasado?¿porqué estás así?
La joven habla casi al borde de un ataque:
--Un hombre me ha secuestrado ¡ya sé quien te violó¡
Se abrazan asustados. Benito es muy dulce con ella, acaricia el abultado vientre de la joven.
--¿Te ha hecho daño?
Ella habla muy alterado:
--¡No pero dice que mata a nuestro hijo si mencionamos su nombre¡
--No nos hará daño, te lo juro.
Hay miedo en su rostro pero se lo traga para calmar a su chica.
--¡Me ha robado el juego de llaves que me diste¡
La joven está sofocado y Benito se muestra tranquilo para calmarla.
--Esta tarde cambiamos la cerradura. No pasará nada.
Por su lado, Jesús está preparando la comida con mucha ilusión. Ya está todo apunto. Se dispone a darse una ducha para estar guapo para su amor. Eugenio está apunto de bajar de la moto pero se sorprende al ver llegar a Carlos. Se comporta como si todo fuera normal y abre con su llave. Eugenio tiene el rostro desencajado por la rabia.
--¿¿¡no qué cambió la cerradura cuando lo dejaron?¡
Carlos ha estado pendiente de Eugenio, sabe que lo está siguiendo y tiene que actuar rápido. Se mete en la casa. Sonríe maquiavélicamente al escuchar que Jesús está en la ducha.
--¡¡es que ni planeado me salen las cosas tan bien¡¡
Ha dejado la puerta abierta tanto la del portal como la del domicilio para facilitar las cosas a Eugenio que está muy sorprendido por todo lo que está viviendo pero no se da cuenta que está cayendo en una trampa. Carlos se va desnudando con cara de depravado. Jesús está ilusionado pensando en Eugenio. Se da una ducha y no se da cuenta de nada. Carlos se le mete en la ducha y lo abraza. Eugenio está entrando en el departamento:
--¿Qué está pasando aquí?
Por el suelo toda la ropa de Carlos. Eugenio está impactado.
--¡no puede ser¡
Eugenio no puede creer que después de lo que han pasado, Jesús le esté mintiendo y se siga viendo con Carlos. Jesús se altera. Se da la vuelta pero es tarde. Se encuentra abrazado a Carlos y recibiendo un beso de éste. Eugenio está en la puerta del baño y lo ha visto todo. Está horrorizado.
--¡seguid, por mi no os paréis¡
Eugenio se va dolido. Carlos sonríe victorioso. Jesús le da un empujón a Eugenio.
--¡¡esto no es lo que parece¡
Y Carlos va detrás riéndose:
--Te podías inventar una excusa menos tanto, cari. Íbamos a hacer el amor y Eugenio se ha dado cuenta de eso.
Jesús está muy alterado.
--¡¡no… no es verdad…¡ ¡¡No sé como entró y me besó a la fuerza¡
Carlos aplaude y ríe con ironía:
--¡tu actuación es de óscar pero no creo que esté sea tan imbécil como para creerte¡
Desnudo tal y como está, Jesús se queda en la puerta para que Eugenio no se vaya.
--¡me tienes que creer¡ ¡¡no puede ser que ahora seas tú el que desconfíes de mí¡
Carlos sigue aprovechándose de la situación para distanciar a la pareja. Le habla a Eugenio como si fuera un consejo de un amigo:
--¡Entre Jesús y yo hay amor, contigo hay lujuria. Yo sé que tarde o temprano se cansará de ti y se quedará conmigo¡
Jesús desearía que ese día se borrara de su vida. Nunca los ojos de Eugenio lo miraron con tanto odio y tanto desprecio.
--¡Eres un cabrón, una bestia de coger¡ ¡¡pues tranquilo, coge con quien quieras pero a mí me olvidas¡
Jesús se le tira encima.
--¡yo a ti te amo¡
Lleno de odio, Eugenio lo tumba de un puñetazo:
--¡no eres más que una puta mentirosa, no quiero verte en la vida¡
Eugenio abandona el domicilio enfurecido. Jesús se queda tirado en el piso. Todo el dolor del mundo ha caído sobre él. Está deshecho. Cuando ya Eugenio se ha ido, Carlos se empieza a vestir y riendo dice:
--¡Vaya como se ha puesto tu amorcito¡Veo que te quiere muy poco porque no cree en ti¡
Jesús se levanta encolerizado y descarga su odio contra Carlos. Empieza a darle puñetazos mientras le dice una y otra vez “¡hijo de puta te voy a matar¡” Carlos no se mueve. No se defiende. Sonríe y con cinismo le dice:
--dime todo lo que quieras pero te he separado de ese imbécil para siempre.
Jesús está destrozado y rabioso. Se en cara con su ex.
--¡de nada te servirá porque tú y yo jamás estaremos juntos¡
Carlos ha cumplido ya con su plan y abandona el departamento tranquilo pero antes dice:
--pero tú no serás feliz jamás. Yo me encargaré de destruir cualquier intento de relación que tengas.
Jesús le tira un jarrón y grita.
--¡te odio¡
El jarrón se estrella en el piso. Carlos se ríe y se va. Jesús se queda conmocionado.
--¿¿Cómo ha podido pasarme una cosa así?
Hacía apenas unas horas era el hombre más feliz del mundo. Está aturdido. Llora con ira. Benito y Rosa llegan en ese momento. Benito abraza preocupado a su tío.
--¿¿Qué es lo que ha pasado?
Jesús está muy dolido. Balbucea.
--Eugenio me odia Si había quedado con él ¿Cómo puede creer que esté con Carlos?
Porque Eugenio y yo no podemos ser felices. ¡maldito Carlos…¡ ¡¡lo odiaré eternamente¡
Benito se asusta mucho al saber que Carlos ha estado en el departamento.
--¿pero te hizo algo?
A Benito le preocupa que Carlos haya lastimado físicamente a Jesús y éste está muy alterado como para hablar claramente de lo que ha pasado.
--¡¡No sé cómo demonios logró las llaves¡
Rosa y Benito se miran preocupados. No desean que su secreto salga a la luz.
--Rosa las perdió, no sé él las encontraría por casualidad--va diciendo Benito nervioso.
Rosa le prepara una tila a Jesús. Benito se la da.
--ven, te hará bien. Cálmate y cuéntame todo…
Jesús se sienta en el sofá. Benito a su lado va comprendido lo que le pasa. Él tiene como demostrar a Eugenio que su tío dice la verdad. Él y Rosa se miran. Ella hace que no con la cabeza. La vida de su hijo está por encima de todo.
Eugenio por su lado ha buscado refugio en los brazos de Mohamed. Después de fornicar hablan.
--Me gusta estar contigo pero no porque estés triste –Moha a Eugenio desnudos en la cama.
Mohamed está encantado de disfrutar del cuerpo de su amigo pero no le cuadra lo que le dice:
--Lo que cuentas es raro, él sabia que tu ibas ¿cómo va a quedar contigo y sabía que iba a el otro?
Eugenio se levanta de la cama totalmente desnudo. No tiene dudas. Siente mucho rencor:
--No sé… tal vez no lo planeó… pero entre Carlos y él hay algo más fuerte de lo que yo creía… más fuerte de lo que siente por mi.
Sus palabras le duelen mucho más de lo que quiere aceptar. No puede evitar que se le escape las lágrimas.
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